martes, enero 27

Particulas


Somos muestras infinitas del cosmos. Frente a eso no hay dilaciones o dudas flotando al garete.

No podemos quedarnos así sin más, frente a la conciencia de este milagro… que no es mas que saber que lo que evocamos, nostálgicos, efímeros, lo que creemos parte de nuestra intimidad no es más que un respiro de lo vasto y concluyente de ser.

Quisiéramos saber todas las respuestas para aquello que nos angustia pero el universo entero es una gran vitrina de las incontables variantes de una misma y primigenia pregunta.

Un gato sentado en un sofá mirando la danza de las moscas, un feligrés oyendo sobre dios, un músico en entre el público… padre e hijo contemplándose en silencio y sonriendo. Caminamos sin notar el cansancio de las hojas en los árboles o el despertar de una mariposa azul en el campo, la tonada en el corazón de un atleta al terminar su marcha de voluntad, los pasos de un hombre triste al volver a casa.

Hay respiros y paradas y olas en mar así como soles por despertar entre las sabanas, tus manos sobre el instrumento que te da de comer y las soledades de un mañana que construyes hoy.

Y no se trata de andar bendiciones a la gente que se comporta como si fueras “alguien”, un prescindible, algo desechable. No se trata de equivocar el amor con la generosa muerte de tus memorias amadas ni el renuncio de las horas sin tiempo. Se trata del azar y de sus horas silentes antes de despertar, de las múltiples opciones de dejar ser, de encontrarte cada mañana al despertar y de juzgar como cierto el milagro de vivir.

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